COMPONENTE COMUNITARIO – REGIONAL
Representa la estructura
social y participativa del Proyecto Académico Pedagógico Solidario, conformada
por las fuerzas vivas de las comunidades regionales, tanto académicas como no
académicas; con sus respectivas potencialidades productivas y culturales,
necesidades, inquietudes, fortalezas y debilidades, amenazas y oportunidades.
La base del componente
comunitario-regional es la interacción social, proceso permanente que descansa
en la relación humana de mutuo reconocimiento y de acción recíproca, presentes
en todos los procesos de intercambio que el hombre realiza. En efecto, el
hombre además de luchar por la supervivencia, lucha también por su
reconocimiento personal y social.
En la interacción social, las
personas reafirman su identidad, se reconocen como seres sociales e
interdependientes de los demás y logran así su desarrollo integral, pues el
hombre solo se constituye y autoconstruye al interior de un “nosotros”, es
decir, en comunidad, porque esta es garantía de auténtica libertad personal,
entendida como libertad de Asociación, de plena realización de valores y de
comportamiento ético y socialmente responsable.
En la interacción social, el
hombre reconoce al “otro” como “otro” yo, y al mismo tiempo es reconocido como
tal, generándose así el proceso de socialización, que es la posibilidad de
mediación entre lo particular y lo universal, valiéndose de una relación ética.
En la interacción y relación
ética nos reconocemos como iguales, respetamos nuestra dignidad como personas y
encarnamos los principios de fraternidad, justicia, equidad, cooperación y
solidaridad universal.
Por otra parte, el componente
comunitario regional se convierte en la estrategia fundamental que tipifica a
la UNAD, porque conlleva la proyección social de la Institución al ámbito local
y regional y eleva la atención de la cuestión social a la categoría de proyecto
Ético político.
Tal estrategia se mueve por
intereses prácticos y emancipatorios, y responde a necesidades fundamentales
axiológicas, a valores culturales de cooperación, solidaridad, equidad,
autonomía y dignidad, orientados hacia un cambio innovador y radical en el
contexto de la dinámica del progreso humano, a partir de la educación
comunitaria.
La educación comunitaria, se
convierte en una mediación pedagógica que tiende a hacer posible el desarrollo
de la personalidad para ampliar las posibilidades de realización individual y
colectiva, y aprender a convivir, lo cual exige pasar de la lógica de la
violencia, la fuerza y el miedo, a la dinámica de la razón, el amor y la
solidaridad.
Aprender a convivir es
adquirir una educación para la vivencia de la democracia participativa y la
práctica cultural, donde se valora el conocimiento y la sabiduría de la
comunidad, para construir su propio desarrollo mediante el impulso a la
creatividad y la posibilidad de análisis, reflexión y acción.
La educación comunitaria es el
diseño de estrategias para enfrentar de manera dinámica, los retos que plantea
el cambio social y cultural del mundo en que vivimos, de manera que las
comunidades locales y regionales se sientan acompañadas por la comunidad universitaria
y logren los siguientes propósitos:
a) Encontrar
su propia dinámica e identidad y buscar los medios para realizar diversos
proyectos de vida digna, justa y solidaria.
b) Recuperar
y reconstruir nuevos espacios para la práctica laboral y organizativa,
dirigiendo su propia formación (información y valores más reflexión y acción).
c) Autodeterminar
los fines de su desarrollo integral, mediante la articulación de voluntades,
para superar los conflictos que genera la crisis humanitaria y permitir a la
persona “ser” y no “deber ser”.
Desde la educación comunitaria
hay que reconocer al “otro” y a los “otros” dentro de la convivencia pacífica,
para construir el cambio en las interrelaciones sociales y concebir el
conflicto social como una oportunidad o mediación pedagógica y como elemento de
crecimiento, creatividad y desarrollo humano, mediante la promoción y
organización comunitaria que impulse el
desarrollo sociocultural y productivo, sustentable y autosostenido de las
comunidades locales y regionales.
Desde la educación para todos,
tales modelos de desarrollo deben sustentarse en el diseño y aplicación de
estrategias pedagógicas, psicosociales y comunicativas que faciliten la
articulación de los componentes académico, pedagógico, tecnológico,
organizacional y comunitario en las regiones. Las estrategias deben dignificar
al ser humano, centrarse en él y convertirlo en sujeto social y actor
protagónico de su propia formación, respetando la sostenibilidad de los
ecosistemas, las identidades culturales y el derecho a la diferencia, a la vida
digna y plena, a la paz y a la seguridad integral.
De lo anterior se deduce que
la descentralización es un proceso de modernización del estado a mediano y
largo plazo, la cual requiere una evaluación permanente de los logros obtenidos
para ajustar nuevas políticas públicas mediante una alta participación ciudadana
que propenda por la búsqueda de consenso, acuerdos fundamentales y controles sociales
de los actores que conforman las organizaciones de la sociedad civil.
Dorian López Bejarano
Tutora
ECSAH
ZAO
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